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viernes, 13 de abril de 2012

PRESENTE Y FUTURO DEL AOVE ESPAÑOL

       



                              APOSTANDO POR LA CALIDAD







Nuestro comentario sobre la noticia que hemos seleccionado en el día de la fecha, ha surgido respecto a dos referencias que han llegado a nuestra redacción .

La primera ante la manifestación del Director General de Industria Alimentaria, Fernando Burgaz, que ha destacado que España ha hecho una apuesta firme por la calidad del aceite:

http://www.europapress.es/sociedad/consumo-00648/noticia-gobierno-subraya-apuesta-firme-calidad-aceite-oliva-20120412163028.html .

La segunda por la oportuna concesión de un nuevo galardón a esa calidad, a nuestros compañeros de Hacienda Queiles de Tudela que han recibido el Premio Alimentos de España al mejor aceite de oliva virgen extra de la campaña 2011-2012, un premio concedido por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y MedioAmbiente:

http://www.telecinco.es/informativos/sociedad/aceite-Tudela-mejor-campana-Espana_0_1595240872.html




Olivos centenarios que miran al presente y al futuro...



El planteamiento al respecto y la reflexión consiguiente son obvios. Por demasiado tiempo  hemos mantenido el pendón de ser solamente los primeros productores "en cantidad" de aceite de oliva a nivel mundial, y es llegado el momento de no solo conservar este liderazgo sino de dar un paso adelante y hacia el futuro con nuevos ojos, apostando por el mejor de los caballos; la excelencia en la calidad, que hasta ahora, al menos a nivel de marketing, habian liderado nuestros vecinos italianos.



Alfredo Barral de Hacienda Queiles en "dialogo" con sus olivos


Parece que se va consiguiendo poco a poco este objetivo, y a las muestras me remito en el reconocimiento y  concesiones de premios que obtienen nuestros productores en cualquier certamen de olivicultura en el extranjero donde se presenten, pero a su costa, con su esfuerzo y tesón, y no porque desde "los Gobiernos" hayan obtenido mucha ayuda y apoyo.

Las palabras de Fernando Burgaz se tienen que transformar necesariamente en hechos, por las siguientes razones de peso.

La primera, y con caracter de urgencia es que si el Gobierno sugiere esa apuesta por la calidad, la primera CALIDAD que debe de facilitar y procurar que se pueda cumplir es la del olivicultor de a pie, los que forman la parte invisible del iceberg en el que se basa nuestra industria oleícola, a los que no les llega el fruto de su cosecha para cubrir los gastos en seguirla manteniendo y poder subsistir.

Esa gran e importante mayoría que teme perecer si los precios de su aceite no se estabilizan. Hablar de calidad es fácil, pero facilitar las herramientas para conseguirlo parece que no tanto.

Los productores que ya están consiguiendo esa excelencia reconocida en sus zumos de aceituna de alta gama, para que puedan mantenerlos y ser competitivos en los mercados internacionales, tambien " los Gobiernos" tienen que echar una mano importante. Los costes que les supone el cuidado de todos los múltiples y minuciosos detalles que se deben cumplir rigurosamnete para conseguir esos fantásticos a.o.v.e.s y a la vez la posibilidad de lanzarlos nacional e internacionalmente, son altísimos, aunque  merece la pena el esfuerzo y la inversión cuando reciben esos merecidos premios, que son parte, aliciente y ejemplo hacia todos los que estamos inmersos en el mundo de la olivicultura, por lo que festejamos juntos cada ocasión.





Esa gran labor que aún queda por resolver, es cuestión solamente de empeño y estrategia a la hora de hacerlo, de dedicar y aunar el esfuerzo suficiente por parte de los que deben resolverlo junto con la inversión y ayudas necesarias, para que, a todos los que han apostado por la agricultura y por el olivicultivo de calidad como objetivo y plan vital de futuro, les sea facilitado lo necesario para conseguirlo.

Solamente si eso se llega a cumplir, podremos "presumir"  de verdad de una calidad virgen extra de alta gama y de que el  incremento en ascenso de las exportaciones como viene pasando en los últimos años vaya acompañado de unos olivicultores orgullosos y satisfechos en el rendimiento de su trabajo.


Gracias Alfredo Barral,  Juan Antonio Morillo, por manteneros firmes en el intento, por ser ejemplo a seguir compañeros.